El camino hacia las políticas más inhumanas está empedrado de las intenciones más humanitarias. Con esto, inhumanidad y humanidad se funden, lo que es más que confundirse y confundir. Por su parte, a estas alturas, la historia idealista de los derechos humanos es uno de los mecanismos que sirven más eficazmente, como mínimo, para enervar y, como máximo, para neutralizar su defensa y promoción. El camino de la inhumanidad también lo asfalta la academia. Este libro quiere salir al paso, con historia en la mano, de tales derivas.