Exiten muchas formas de expresar la necesidad de Dios que tenemos los hombres. A veces la vemos con claridad, es obvia; pero no siempre ocurre así. Con frecuencia no somos felices, qué nos falta; tenemos miedo a introducirmnos en la aventura de buscar la repuesta. El camino que lleva a esta respuesta está lleno de incógnitas, deseos, cambios de actitud del hombre y actuaciones directas de Dios que siempre sorprenden, porque nos cuesta creer que El interviene en nuestras vidas, que le importamos.