Diana Hager decidió comenzar este libro hace muchísimos años, como una especie de búsqueda de sus raíces, 
	algo que la ayudase a entender de dónde venía. Aunque 
	esta narración es una obra de fi cción, los acontecimientos 
	históricos son reales, y los lugares que menciona fueron 
	parte del trayecto que recorrió su familia. Sus bisabuelos nacieron en Yampol, cerca del río Dniéster. Cerca 
	de ahí, en la aldea fi cticia de Krevietsky, comienza esta 
	historia. De ahí emigraron a Moisés Ville, excepto uno de 
	los hermanos menores, que estaba enfermo y tuvo que 
	esperar al siguiente barco para reencontrase con su familia. Sin embargo, acabó viajando con otro grupo rumbo a 
	Estados Unidos. Muchos de los nombres utilizados son 
	de la familia de la autora; por ejemplo, Mordechai era el 
	abuelo de su padre. Apellidos como Mutzmajer, Possin, 
	Gutt y Friedman también pertenecen a su familia.
	«Debo de admitir que me es difícil despedirme de tantísimos personajes que han encontrado un lugar tan cerca 
	de mi corazón. Incluso de la pequeña aldea de Krevietsky», 
	nos dice Diana Hager; «mi travesía termina al tiempo 
	que tú, querido lector, abres estas páginas y comienzas 
	la tuya. Rezo para que entre las líneas que estás a punto 
	de leer encuentres algo que puedas llevarte contigo. Algo 
	que quizá te impulse a mirar al cielo y te haga caer en 
	cuenta de que tú también estás bajo el cobijo de Sus alas.»