Partir de lo individual parece arrojar gasolina al fuego del egoísmo, pero espero saber explicarme: nada
sin el individuo quiere decir, paradójicamente, que se preparan las condiciones para un extendido
altruismo, que, su vez, es la antesala de la amistad y del amor. Lo individual siempre ha estado ahí,
porque es un dato de hecho. Puede vivirse de muchas formas, algunas negativas, insolidarias. Lo
individual, siendo el dato de hecho, no quiere decir necesariamente egoísmo. Cabe una individualidad
altruista, es decir, que el individuo, sin dejar de serlo, y precisamente por serlo, trabaja a favor de otros
individuos, en muchas formas posibles, siendo la más densa, rica y profunda el amor, cuando se dice,
forzando el lenguaje y la realidad, pero trasmitiendo una aspiración y una pasión: Yo soy tú o Tú eres
yo. De este modo La realidad fragmentada (libro anteriormente publicado en esta misma editorial)
puede ir ensamblándose gracias a relaciones interpersonales valiosas, que es la mejor manera de
construir la sociabilidad.