Estas páginas escritas por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos,
arrojan una primera luz sobre el proceso de la Iglesia para llevar a los altares a fieles
cristianos. Cuando la Iglesia canoniza a un cristiano, no es un premio que le concede. Es un
reconocimiento de que esa persona ha vivido de forma santa y está en el cielo.