«Si me prestas oídos, o mejor dicho a Crisipo, sin duda el más
agudo de los filósofos, enseguida te preocuparás de que tu
niño sea educado en las buenas letras, mientras aún carezca
su ingenio de preocupaciones y vicios, mientras sea su edad
blanda y moldeable, y mientras su ánimo sea capaz de adaptarse
con soltura a cualquier cosa, haciendo uso de una memoria
tenacísima.
Pues nada recordamos mejor los ancianos
que aquello de lo que nos empapamos en los primeros años».
Así comienza
Erasmo esta obra, su declamación a favor de
la educación temprana, la responsabilidad de los padres, la
centralidad del profesor y la pedagogía afectiva. Con ella consiguió
mostrar un camino para enseñar la Sabiduría con sus
todas sus dimensiones: en las letras, la verdad, la relación
afectiva con Dios y con los educadores, la virtud y la libertad.
Erasmo de Róterdam, pedagogo de la Edad Moderna, ha
sido una figura relevante y controvertida por su impacto en
la Teología, la Filología y la historia del devenir cultural europeo.
En este libro se presenta una revisión biobibliográfica,
poniendo
de manifiesto la herencia universal del príncipe de
los humanistas:
su recurso a las fuentes clásicas, bíblicas y
patrísticas, plasmado en la década de 1520 en su proyecto
educativo, resultado
de una vida dedicada a buscar una síntesis
entre la piedad y las letras, que alcanzaría su clímax en
1529 con Pueros ad virtutem.