Pero ¿qué pasa con las redes sociales y dispositivos digitales que colonizan nuestra vida cotidiana? A pesar del aislamiento y la
degradación social que producen, su configuración misma se ve afectada por el contexto de una vida urbana ya empobrecida. En redes
como Twitter, Facebook o LinkedIn, o incluso en los smartphone, lo que sucede es la intensificación de las miserias de la ciudad actual.
Podría decirse a simple vista que la forma de vida urbana, con sus idiosincrasias propias, guarda cierta correspondencia con los modos
de vivir que induce el hecho de mantenernos siempre interconectados.