La vida del beato Charles de Foucauld, nacido en Estrasburgo
en 1848 y asesinado en Argelia en 1916, resulta ser el itinerario
de un hombre polifacético, original y perennemente inquieto, que
encuentra al fin cierto sosiego en el hallazgo de Jesús de Nazaret
y en la vivencia de una espiritualidad propia.
Foucauld fue primero militar, luego explorador y geógrafo de
mérito y, mucho más tarde, lingüista experto en la lengua tuareg,
además de antiesclavista con éxito. Pero sobre todo fue un
hombre de Dios. Desde su conversión a los 28 años de edad, su
existencia recorre distintas etapas: monje trapense en 1890, sacerdote
secular en 1901 y, a continuación, morabito cristiano o
ermitaño durante quince años en el Sáhara. Es aquí donde forja
su «espiritualidad del desierto», basada en el testimonio más que
en la predicación. Benedicto XVI lo beatificó en 2005.
A partir de la copiosísima correspondencia que se conserva de
Foucauld, Jean-François Six teje en esta obra un sólido relato,
donde los diversos periodos del protagonista cobran vida y sentido.