Doña Juana, marquesa de Tobalina es una anciana de la que varios parientes esperan heredar una cuantiosa fortuna. En un arrebato de fe religiosa, doña Juana manifiesta su intención de legar en vida toda su hacienda a la Iglesia, reservando dos millones de pesetas a Rogelio, hijo natural de su difunto marido. Solo pone una condición: que Rogelio abandone a su amante Casandra y permita que los dos hijos de ambos sean educados, lejos de su madre, en un ambiente de valores religiosos. Cuando el plan llega a conocimiento de Casandra, esta se propone dar muerte a la anciana antes de que pueda modificar su testamento.