Muchos se preguntan si algunos fenómenos de nuestra sociedad no estarán relacionados con el hecho de que la gente ya no emprende viajes largos, no camina ni sale de excursión, y tampoco tiene la necesidad de buscar el movimiento con el cuerpo. Podríamos remontarnos al debate de qué fue antes, si el huevo o la gallina, es decir, si los problemas humanos conducen a carencias corporales o si la falta de movimiento es la que lleva a otra serie de problemas psicológicos. En cualquier caso, merece la pena analizar el significado antropológico y espiritual de caminar.El alma se expresa y se completa en el cuerpo, donde nuestra vida espiritual más íntima se hace carne y, por consiguiente, adquiere la posibilidad de influir en los demás. Asimismo, el cuerpo y todos sus procesos internos, externos e interrelacionados con él afectan al alma, moldeándola, transformándola, otorgándole madurez y perfección o, por el contrario, llevándola a la decadencia y a la ruina.