Todos estamos invitados a redescubrir el camino de nuestra fe cristiana. Una fe que, antes que un conocimiento de verdades que no se ven, hay que entenderla como un compromiso del hombre entero con la única verdad, el Dios vivo que nos sale al encuentro. Más que un tener, un saber o un poseer, la fe es un "ser poseído" o un "ser apresado por Cristo Jesús".