Ha llegado la hora de prestar atención a la consistencia racional de la idea de Dios a partir de las pruebas científico-empíricas que se vienen alcanzando desde hace años. Y debe hacerse dialogando con los llamados nuevos ateos, es decir, con aquellas personas que cuestionan en la actualidad la solidez argumentativa y la verdad de lo que decimos cuando decimos Dios.