Esta Aproximación a la oración de Jesús agota su especie. Está predicada por Marcelino Legido a un grupo de religiosas de clausura y a los pobres de los pueblos con los que vivió de forma itinerante. Ni siquiera está planteada para ser escrita, sino para ser caminada hacia el Reino de Dios y su justicia en un mundo de hermanos. No habla sobre nada de lo que no haya vivido desde el seguimiento de Jesús, alojado en sus entrañas y habitado por su entrañable misericordia. No habla, musita, pero a viva voz, gritando con desgarro el misterio del Amor infinito. Sabiduría y locura.