La lectura de este libro puede considerarse como un viaje hasta una meta difícil de alcanzar aunque realmente extraordinaria: viajar a lo desconocido para evidenciarlo en el mundo físico. Para ello, el autor quiere transmitir un mensaje bastante sencillo aunque nada fácil de llevar a la práctica: encuéntrale sentido a tu vida. La simple lectura de estas páginas no será suficiente para llegar a dicho objetivo y, por este motivo, el propio libro te va a retar a emprender tu regreso a Ítaca, la gran metáfora del viaje del héroe. Para ello el libro se sirve de dos protagonistas (el Qué y el Cómo), invitando al lector a saltar del uno al otro, de la primera a la segunda parte del libro y viceversa, hasta que logre descubrir al tercer protagonista: el puente que los une. Ese puente, evidentemente, eres TÚ.