Andanzas por el cielo y el infierno Él, nuestro Tulsa, tiene claro que la poesía no es compasiva. Y que la poesía hace que el poeta se pierda sin solución: locura dícese. Sueños de lirios decía Óscar Ayala. La vida poética, quehacer demiurgo y existencia imbricadas, que anida en Andanzas por el Cielo y el Infierno, confirma más aún si cabe la reputación de este poeta treintañero, como creador de un mundo y un tono propios dentro de esta generación de poetas excelentes, donde el pensamiento siente y el sentimiento piensa. Hay excelencia y enjundia poética.