Resulta inexplicable a primera vista que, a pesar del bienestar conseguido por el progreso científico y técnico, mayor es el desencanto de las personas. Hechos llamativos como la delincuencia, la violencia sexual, la miseria, la ignorancia, la drogadicción, la ceguera ante el sentido de la vida, la falta de criterio propio que responda a una adecuada escala de valores, la incapacidad para la vida familiar, son manifestaciones de la silenciosa frustración personal que se rumia cuando el hombre insatisfecho se encuentra consigo mismo.