El cristianismo ha descubierto que ser
hombre es existir de cara a la resurrección
y, por eso, ser cristiano debería significar
existir en el amor incorruptible. El cristiano
está llamado a ser absoluto, a practicar la
misericordia absoluta del Padre.
La décima edición de esta obra (que nació
de una serie de charlas dadas a raíz de
la publicación de La Humanidad Nueva)
conserva todo el contenido teológico de
las reflexiones anteriores, pero modifica
o actualiza una serie de alusiones y
aplicaciones a los datos culturales o
sociopolíticos de la época en que apareció y
que hoy, lógicamente, han cambiado.