En Navidad, como dijo Isaías, brilla una «luz grande», porque
sobre los hombres resplandece la luz del nacimiento de Jesús.
Ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del
mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana y ya
no estamos solos ni abandonados. La Virgen nos ofrece a su
Hijo como principio de vida nueva. La luz verdadera viene a
iluminar nuestra existencia.
Descubrimos nuevamente quiénes somos.
Estas páginas son una invitación a dejarnos iluminar por los
destellos divinos de Belén, y abrir así nuestra alma a la amorosa
misericordia de Dios con los hombres, al amor eterno
de Dios que Cristo trae a la tierra