En una cultura ampliamente digitalizada en la que basta «ver para
creer», el sentido de la escucha corre el riesgo de atrofiarse y con él
la percepción de uno mismo, de los demás, de la creación, de Dios.
Hoy más que nunca se precisa de una gramática teológica que ayude
a ejercitar el oído a una escucha atenta, inteligente, reflexiva,
afectiva, responsable, creyente y, por ende, un ejercicio cognitivo-espiritual
que inhiba la escucha desatenta, superficial, imprudente,
indolente, irresponsable e incrédula. Para todos llegó el momento
de hablar menos y escuchar más.
A partir del análisis de los escritos magisteriales del papa Francisco,
el presente estudio quiere ser una ayuda en la comprensión de la
experiencia de fe vivida en una Iglesia de puertas abiertas.